Telescopios

ojosEn Astronomía nuestro laboratorio es el Cosmos y las investigaciones se llevan a cabo analizando la luz que nos llega de los diferentes objetos que lo componen, los objetos celestes: planetas, estrellas, nebulosas, galaxias,…

El ojo humano puede ver a grandes distancias. De hecho, la galaxia de Andrómeda, que está  a 2,5 millones de años luz de distancia, puede verse a simple vista. Pero, incluso una galaxia grande como Andrómeda, la vemos como un punto diminuto en el cielo.

Para que un objeto distante parezca más brillante y más grande, tenemos que recoger la mayor cantidad posible de luz procedente de él. Con más luz, podemos crear una imagen más brillante y ampliarla para que ocupe más espacio en nuestra retina.

Para ello, se necesita tecnología especializada: los telescopios.

Animación del funcionamiento de un telescopio. Crédito: Faulkes Telescope Project.

Animación del funcionamiento de un telescopio. Crédito: Faulkes Telescope Project.

¿Qué es un telescopio?

Un telescopio es un gran colector de luz que nos permite ver:

    • Objetos distantes
    • Objetos débiles
    • Objetos pequeños

Imaginemos que queremos recoger agua de lluvia y tenemos un cubo grande (de 40 centímetros de diámetro) y uno pequeño (de 10 centímetros de diámetro). Si los ponemos uno al lado del otro durante el mismo tiempo, ¿qué cubo recogerá más agua, el grande o el pequeño?

Respuesta
Cuanto mayor es la abertura del cubo, más gotas de lluvia recogeremos . Lo mismo ocurre con la luz, cuanto más grande es la superficie colectora del telescopio (su espejo o lente principal), más luz puede recoger.

En el pasado, los telescopios estaban diseñados para poder mirar a través de ellos con un ocular, de forma que la imagen se generaba en el ojo. Ahora todos los telescopios profesionales tienen instrumentos especiales que son los que reciben la luz y generan las imágenes.

Además, los telescopios pueden detectar tipos de luz que el ojo humano no puede ver, como las ondas de radio o los rayos X. La atmósfera de nuestro planeta nos protege de parte de la radiación que llega del Universo y, por eso, algunos telescopios tienen que enviarse al espacio en forma de satélites, para que puedan observar por encima de la atmósfera.

¿Cómo funciona un telescopio?

Cuando el objeto está a grandes distancias, como ocurre con los objetos celestes, la luz nos llega en forma de rayos paralelos. Para obtener una imagen y analizarla, necesitamos que los rayos converjan en un punto mediante un sistema óptico, formado por espejos y lentes, que es el telescopio.

Los telescopios tienen diferentes formas dependiendo del tipo de luz (colores o frecuencias) que observen y del tipo de objetos que estudien.

Rayos de luz en telescopio refractor.

El telescopio más simple está formado por dos lentes separadas por un tubo. La primera lente (lente objetivo) recibe la luz entrante y la hace converger en un punto (foco) y la segunda lente (ocular) magnifica esa región focal para que podamos ver una imagen mayor con nuestro ojo. Como que la lente objetivo refracta la luz entrante, a este tipo de instrumento se le llama telescopio refractor.

Galileo descubrió las fases de Venus y las lunas de Júpiter usando un telescopio de este tipo.

Con el fin de construir telescopios más grandes para recoger más luz y ver estrellas más débiles, la mayoría de los telescopios ópticos emplean espejos en lugar de lentes. Lo que llamamos un diseño de telescopio reflector (inventado por Newton). En este caso, un gran espejo cóncavo refleja la luz entrante en un punto focal.

Se utilizan diseños diferentes de telescopios reflectores, dependiendo de dónde queremos que se encuentre el punto focal.

Telescopio reflector Newtoniano
Telescopio reflector tipo Cassegrain
Telescopio reflector Gregoriano