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2. Geología marciana

Si Marte tuviera actividad interna podría calentar el hielo y resurgiría el agua líquida tan necesaria para la vida, pero las imágenes de la Mars Express (ESA) parecen indicar que la actividad volcánica terminó hace 1 millón de años aunque aún se aprecia una ligera actividad sísmica.

La superficie de Marte es árida, llena de cráteres de impacto de todos los tamaños y edades; enormes volcanes, como Olympus Mons (el volcán más grande del Sistema Solar, con una altura de 24 km y una base casi tan grande como la Península Ibérica), y gigantescos cañones, como el Vallis Marineris, de 4.000 km de longitud (unas 10 veces el tamaño del Cañón del Colorado).

Muchos de los procesos geológicos que ocurren en la Tierra también actúan o han actuado en Marte, sin embargo, los resultados son completamente diferentes.

Hay tres diferencias fundamentales entre la Tierra y Marte que determinan las características geológicas de ambos planetas:

  1. Tamaño: el menor tamaño de Marte hizo que su núcleo se enfriara muy rápidamente, de manera que el flujo de calor y, por tanto, la actividad volcánica, son pequeños comparados con los de la Tierra.
  2. Placa tectónica: Marte es un planeta con una única placa tectónica, pues durante la formación del planeta, su menor tamaño y su mayor distancia al Sol hizo que se enfriara antes que la Tierra quedando su interior con una sola placa. No hay deriva continental, lo que explica la ausencia de grandes cadenas montañosas y la existencia de enormes volcanes en Marte: como la corteza no se mueve con respecto al manto, los volcanes siempre se alimentan de una misma fuente de magma, creciendo hasta que dicha fuente se agota. En la Tierra, por el contrario, el movimiento de las placas tectónicas arrastra los volcanes y los desconecta de su fuente de magma al cabo de un tiempo más o menos corto. Esto los inactiva y detiene su crecimiento.
  3. Temperatura: la superficie marciana es muy fría. Aunque en verano puede alcanzar los 20 grados centígrados, la temperatura media diaria es de unos 50 grados bajo cero. En estas condiciones no existe agua líquida en la superficie de Marte. De hecho, se cree que el subsuelo marciano (al menos cerca de los polos) está congelado hasta profundidades de 1 km o más. La ausencia de agua líquida en el Marte actual hace que apenas haya erosión. Esto explica el extraordinario estado de conservación de casi todas las estructuras geológicas visibles en su superficie.

Anexo relacionado: ¿Por qué hace frío en Marte?

Marte muestra una clara asimetría superficial. El hemisferio Sur está formado por llanuras muy craterizadas (por tanto muy antiguas) que se elevan entre 1 y 4 km sobre la superficie media del planeta. Las llanuras del hemisferio Norte, por el contrario, tienen pocos cráteres y se encuentran por debajo del nivel medio de la superficie. Aunque hay algunas excepciones: en el hemisferio Sur las balsas de impacto Arguire y Hellas con un diámetro de 900 y 1.800 km respectivamente se encuentran por debajo del nivel medio y en el hemisferio Norte Tharsis y Elyseum por encima.

No se conoce el origen de esta asimetría, aunque lo más probable es que se deba a un enorme impacto que fundió la corteza del hemisferio Norte inmediatamente después del periodo de intensos bombardeos de planetesimales que tuvieron lugar en el Sistema Solar interior hace 3.800 millones de años. Los antiguos cráteres de las llanuras del Norte habrían desaparecido cuando el impacto fundió la corteza, mientras que los del Sur se mantuvieron intactos.

Los cráteres que se encuentran cerca de los polos se diferencian bastante de los de latitudes ecuatoriales. Los primeros están más degradados, tienen calderas muy redondeadas y muestran depósitos de residuos que parecen haber fluido (como cuando se tira una piedra a un charco de barro).

Todas estas características sugieren que hubo agua líquida o helada en las regiones próximas a los polos (donde las temperaturas son más bajas y el hielo es estable a poca profundidad). En latitudes ecuatoriales, el agua helada no es estable ni siquiera a grandes profundidades, y por tanto los cráteres son abruptos.

Se han descubierto capas de sedimentos en algunos cañones, lo que parece indicar que existieron lagos en ellos durante periodos de tiempo más o menos largos.